miércoles, 1 de abril de 2009

Las Crayolas de Juanito.

Érase una vez en Office Depot, en el tenebroso pasillo "3", habia una cada de treinta crayolas, las cuales eran muy envidiosas, ellas nunca habían estado en armonía desde que las pusieron en el empaque, ninguna se caía bien entre ellas, por eso nadie las había comprado en años.

Juanito era un niño de seis años, un día cuando él iba de camino a la escuela, recordó que había olvidado sus crayolas y tenía clase de dibujo, llegó a Office Depot y por obra del destino tomó la cada de treinta crayolas llamada " La caja endemoniada" por las demás cajas del lugar.


Juanito muy alegremente llegó a la escuela y empezó a pintar el dibujo que les había entregado la maestra con el primer color que se le atravesó, el resto de las crayolas se pusieron histéricas porque no habían tenido la oportunidad de haber sido estrenadas e hicieron un plan malévolo para deshacerse de la crayola que habia sido tomada por las manos de Panchito, para ellas la afortunada.


Y entonces todas le dijeron al mismo tiempo a la pobre crayola:

-Pagarás muy caro las consecuencias Rosita, muajajajaja.

Una noche, en la lonchera de Juanito se escucharon muchos ruidos, el pobre niño no podía cerras los ojos, ya que los ruidos eran verdaderamente escalofriantes.


En la mañana su mamá lo llevó a la escuela y en el recreo se dió cuenta de que una de sus treinta crayolas estaba rota, la pegó con cinta adhesiva y las demás crayolas estaban exageradamente enojadas.


Entonces Juanito se dijo a si mismo:


-¿Porqué mis crayolas estarán tan desgastadas?, si solo las usé una vez y solo una.


Pero él no pudo hacer nada, sólo pensó que ese acontecimiento era algo simplemente extraño.


Sin embargo, no le interesó y dibujó un hermoso arcoíris utilizando todas las crayolas de "la caja endemoniada", al terminar las guardó en su caja y las puso a salgo en su movhila, todas las crayolas discutían:


-¡A mí me usó más que a todas ustedes! -Dijo el color azul.

-Ay, no es cierto, yo ni punta tengo. -Dijo el color rojo.


Todas las crayolas discutieron por un largo tiempo y dejaron de hablarse por el resto del día.


Al día siguiente, Juanito tuvo de nuevo su clase de dibujo, sacó sus crayolas y las miraba muy fijamente, porque muy en el fondo el sabía que algo no estaba bien con su caja de crayolas.


La maestra revisó el dibujo libre que les habia encargado un día antes. Juanito un poco avergonzado por su trabajo sacó el suyo y empezó a llorar, las crayolas sin saber la razón de su sufrimiento se deprimieron, algunas llegaron a pensar que su existencia era algo que no debía haber ocurrido nunca.


La maestra miró que su dibujo era deforme pero no lo quiso hacer sentir mal y le dijo que era maravilloso, que en verdad estaba muy bonito. que sólo para la otra pusiera mas de empeño en hacerlo mejor, pero Juanito no tenía remedio, seguía llorando sin parar.


Entonces la maestra preguntó:

-¿Por qué lloras pequeño?

-Es que no sé como me quedó el dibujo, si tan bonito como usted dice o en serio horrible como yo lo veo.

-Pues te falta practicar, pero ya mejorarás, ¿No crees?- Le respondió la maestra.

-No sé, talves dibujar no sea lo mío.

-¿Quñe te pasa Juanito, me estas preocupando?

Entonces Juanito le contesta:

-Es que soy daltónico.

-¡Oh! No lo sabia, pero no te preocupes, yo te ayudaré en lo que necesites.

-Muchas gracias , de todas maneras seguiré practicando.


Juanito siguió pintando con sus crayolas, estas verdaderamente impactadas por la noticia que les habia dado su dueño, se arrepintieron por haber sido tan envidiosas entre ellas mismas, mientras que el pobre niño no miraba colores, y a todas las miraba por igual, esto les sirvío de lección a todas esas crayolas y ahora son conocidas como las famosas " Crayolas de Juanito".


Se dice que todas las noches, se escuchan voces provenientes de la mochila de Juanito que dicen:


-Amm, amm, amm.


Y desde ese entonces se decía que las crayolas de "la caja endemoniada", practicaban yoga para diariamente estar en armonía.


Pero un día de la nada, Juanito sintió el deseo infinito de saborear un crayón color: verde bosque.


Al principio lo mordió y sintió la grasa de la cera, poco a poco fue resbalando hasta su garganta, pero cual fue su sorpresa, que al leer la etiqueta decia:


ESTE PRODUCTO ES TOXICO, EVITE A CUIALQUIER COSTA SU CONSUMO.


Después de leer esa nota, su cara cambió de un crayón color durazno a uno azúl océano.

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