SIN ADJETIVOS
Una noche en la que me encuentro en mi cuarto desesperada por querer dormir, sin poder hacerlo.
Encerrada en cuatro paredes, que hacen sentir como si estuvieras en un manicomio, un tocador con un revoltijo de listones, ligas, hilos, tijeras, en los cuales puedes encontrar media casa en pequeñísimo lugar, un escritorio con miles de libros por do quier, que a cada rato me reprochan no haberlos hojeado en por lo menos un año, una cama, que hace un ruido cada vez que me muevo, un buro que se menea si te apoyas en alguno de sus extremos, un closet que nomas lo abres y una avalancha de ropa cae sobre ti sin siquiera darte cuenta, unos cuantos pares de zapatos bajo mi cama, y ropa echa bolas sobre una mecedora.
Total. Un perfecto y grandioso desastre.
CON ADJETIVOS
Una oscura e impaciente noche en la que me encuentro en mi horroroso cuarto rosa, desesperada por querer dormir sin poder hacerlo.
Encerrada en cuatro grandes y pequeñas paredes, que hacen sentir como si estuviera en un manicomio, un tocador color café raro, con un espantoso y enredoso revoltijo de listones, ligas, hijos, tijeras, en los cuales puedes encontrar meda casa en un gigante cajón café, un escritorio con miles de anchos y delgados libros, que a cada rato reprochan no haberlos hojeado por lo menos en un año, una estrecha y muy pequeña cama, que hace un ruido espantoso, un ruido terrorífico cada vez que me muevo, un buro que se menea lentamente si te apoyas en alguno de sus grandes extremos, un lindo closet rosa claro que nomas lo abres y una avalancha de ropa limpia y otra apestosa cae sobre ti sin siquiera darte cuenta, unos cuantos pares de perfumados zapatos de colores bajo mi cama, y ropa echa bolas sobre una mecedora extraña.
Total. Un perfecto, desperfecto desastre.
